En una sociedad cada vez más compleja, la producción masiva y accesibilidad de herramientas y procedimientos reservados antes sólo a especialistas genera una inflación de manuales de instrucciones. El género conlleva una estandarización de los mensajes y una reducción significativa a nivel verbal e icónico. En su esquematicidad y concisión, el manual de instrucciones es el correlato a una economÃa de consumo y a la difusión masiva de aparatos y técnicas.
Para un artista sensible a la banalización del lenguaje, el manual de instrucciones es más que un subgénero: es un reto. La concisión no es necesariamente reducida, ni lo accesible tiene por qué ser siempre trivial. Lo que persigue Mario Paniego no es tanto la parodia como la inversión: jugar con los recursos del manual para apuntar vÃas alternativas a las homogeneizantes. En vez de la univocidad, las lecturas abiertas; en vez de la simplificación, la inspiración.
Al reciclar imágenes existentes o emular sus trazos sinópticos, pero sumándoles textos sorprendentes, genera un efecto de décalage y obliga a interpretar individualmente las instrucciones. Otros detalles introducen grietas en el lenguaje esquemático: la numeración de la tarea en cifras arbitrarias, o su presentación en nota sin un texto previo. Con elementos semánticos mÃnimos despliega un horizonte personal e incluso Ãntimo, una invitación a la tarea más propia del arte: perfilar nuevas posibilidades de experiencia.
Ibon Zubiaur