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  • Foto del escritorGracia Iglesias

Constreñir. Seyer_One.


Constreñir. Oprimir, reducir, limitar, compactar. Quizás en este siglo XXI, en el que el hombre ha muerto y se vocifera una larga vida al capital, no vendría mal repensar la crítica que ya en el siglo XVIII Rousseau realizó a la idea ilustrada de que el progreso de la civilización y de la ciencia marcha en paralelo al progreso de la felicidad y la moralidad del hombre. Más bien, decía Rousseau, sucede lo contrario: el progreso de las ciencias y las artes contribuye a corromper las costumbres y la naturaleza humana, uniformiza a los hombres y deforma sus sentimientos naturales. En sociedad nadie se muestra tal como es. Lo artificial ha sustituido a lo natural. La mentira es la Ley, el simulacro, institución y los rígidos convencionalismos ahogan la libertad. “El cohecho por derecho y la santa comisión”.


Puede que en el hipotético estado de naturaleza, anterior a la vida social, el hombre natural o “buen salvaje” se caracterizase, como afirmaba Rousseau, por su inocencia, igualdad y libertad, y por sentimientos como el amor de sí mismo (que lo impulsaba a conservar la vida) y la piedad (que lo llevaba a compadecerse de sus semejantes y colaborar con ellos). Así al menos parece entenderlo Seyer One en sus obras Nacimiento y Gestación, en las que distintas mariquitas, más o menos uniformes, parecen convivir pacífica y armoniosamente sobre el mismo cuadro.


Sin embargo el trampantojo del estado de naturaleza, contrapunto crítico respecto del actual estado de la humanidad, acaba por desaparecer para dar lugar a la asociación entre los hombres que forman la sociedad. El problema que se plantea ahora es: ¿cómo unirse sin que cada uno pierda su propia fuerza y libertad? ¿Cómo crear una sociedad que garantice la libertad de todos y cada uno de los individuos que la forman?


Lejos de alienar todos nuestros derechos en pro de toda la comunidad para garantizar la igualdad entre todos los miembros, los seres humanos hemos instituido la propiedad privada, provocando la transformación del amor de nosotros mismos en amor propio, una pasión artificial que nos lleva a compararnos con los demás y a desear ser los primeros en todo, fomentando así la envidia y el orgullo y dando origen a la ambición, la rivalidad económica, la desigualdad social, la soledad y la automarginación.


El Estado, creado por los más poderosos para dominar a los débiles, impone la justicia y la esclavitud y las ciencias y las artes, lejos de fomentar los ideales de tolerancia y libertad, domestican al ser humano usando los artificios y sutilezas de la razón y mediante la educación eliminan cualquier resto de naturalidad en su comportamiento. De ahí que para Seyer One Educar sea una forma de constreñir y Constreñir una forma de guiar o conducir tras un disfraz pseudodemocrático a La Gran Ola del Hombre Masa que esconde una estructura totalitaria basada en la explotación del hombre por el hombre, ajustando a este hombre unidimensional a las necesidades del sistema. Los seres humanos satisfechos con el mismo, como dice Jodorowsky, actúan como buenas personas, los insatisfechos, como monstruos.


Quizás, como decíamos, sea el momento de tomarnos un Tiempo de asueto para intentar escuchar al sentimiento moral que nos habla a través de nuestra conciencia, con el fin de liberarnos de los falsos prejuicios y de los conocimientos inútiles que nos inculca la sociedad.


Gracia Iglesias Mínguez

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